Profesor Ingeniero Luis Ángel Carrasco Garrido[i]
El Plan de emergencia es un conjunto de procedimientos y acciones tendientes a que las personas amenazadas por un peligro protejan su vida e integridad física, para otros es más bien un instrumento escrito que sirve de base para ordenar a las personas y la situación frente a una emergencia, y así lograr controlarla, evitando pérdidas humanas y materiales, de forma efectiva y eficiente para recuperar la normalidad.
Los planes de emergencia por lo general cuando están mal confeccionados tienen algunas deficiencias porque se entiende como un instrumento de utilización “vago” de poca exactitud, de mucha libertad. Este instrumento escrito de dominio de los interesados, se le define comúnmente en lo funcional como un instrumento “tipo”, que si bien, sirve a una realidad, se cree que al ser “tipo”, es posible aplicarlo a otras realidades, como si fuera posible extrapolar la realidad de un colegio a la de un hospital o viceversa, esta situación es tan absurda como pensar que en realidades similares el resultado es el mismo, “el edificio habitacional “A” es similar al edificio “B”, “aunque parecidos, siempre son diferentes””.
Los Planes de emergencia requieren ser confeccionados a la medida, y esta creación requiere tomar en cuenta dos líneas importantes una la de “ordenamiento humano”, vale decir, los que van evacuar, los que van a controlar, los que van a ser capacitados, los que van a rescatar, los que van a dirigir, etc. La otra línea “el ordenamiento material”, las condiciones de infraestructura, el escenario, que debe existir para que el plan sea exitoso, condiciones acordes con el estándar mínimo exigido, vías de evacuación, zonas de seguridad, señaléticas, puertas, iluminación, ventanas, alarmas, red seca, red húmeda, extintores, uniformes, antideslizantes, tipo de piso, candados, chapas, etc.
El organigrama de la emergencia, el ordenamiento humano requiere entregarle al sistema una lógica en el siniestro, que se traduce en “quien manda y quien obedece”, como es obvio no todos pueden mandar o liderar, ni todos pueden obedecer o ejecutar. Por lo tanto, es fundamental preparar un organigrama básico que establezca posiciones ante la emergencia clarificando “quien es quien” en la emergencia. Este organigrama se puede asociar por supuesto a un flujograma para establecer acciones, movimientos y acciones frente a la emergencia
Flujograma de la Emergencia en la Empresa ACME
Flujograma 2 Empresa ACME
Siempre hay que entender el Plan de emergencia como un instrumento de ordenamiento, adecuado a cada realidad, en su esqueleto más básico se establece una alarma (campana, chicharra, teléfono, “ring”, etc.) donde se define con claridad si es de forma automática o de forma manual, si es manual, se debe dejar claro quien la activa, luego se generan acciones básicas para la brigada o el grupo de primera intervención para llevar a cabo el control de la emergencia, paralelamente se realiza la evacuación del resto de las personas hacia un lugar seguro. Todas estas acciones tienen “nombres y apellidos”, vale decir responsables con “cuerpo y alma”, nunca son enunciados genéricos o vacíos, que provoquen el desconcierto o contradicciones.
Después vienen etapas de evaluación primaria y secundaria, para realizar cambios en el curso de la toma de decisiones, ¿por qué tal vez?, algunas de las medidas requieren nuevas acciones, o simplemente reforzamiento.
Los Planes generalmente tienen etapas, un antes, un durante y un después, lo importante no es copiar otro plan, sino que elaborar uno que responda a la idiosincrasia del sistema, un plan que tenga su propio “ADN”, en la medida que se ajuste y responda a las necesidades presentes y futuras, podemos tener un excelente instrumento para controlar la emergencia y salvar vidas y bienes.
Los Planes de emergencia no son “documentos testamentales”, se deben cambiar tantas veces como sea necesario para lograr el objetivo propuesto. Este plan debe responder a la realidad y si es necesario seguir haciendo ajustes habrá que hacerlos. Incluso un buen plan en el tiempo puede presentar deficiencias, desajustes, que al no remediarlos el resultado puede ser catastrófico. Como conducta normal después de cada aplicación del Plan es necesario realizar una evaluación que conduzca a la adecuación y perfeccionamiento continuo del Plan, es por eso que los entrenamientos, simulaciones y simulacros son fundamentales.
Los Planes de Emergencia como Cultura.
Un país con cultura en emergencias, es aquel que sistematiza lo aprendido. ¿Cómo tener un país que cada vez que tiene una emergencia vuelve a comenzar? No podemos comenzar de cero, enseñanza formal, enseñanza comunitaria, enseñanza informal, todas validas, pero todas necesarias para lograr el objetivo. Países con cultura en emergencias, previenen riesgos, tienen protocolos y los respetan al momento de la emergencia.
Pensemos en "simple" todos en nuestra casa tenemos un balón de gas, que puede eventualmente hacer desaparecer la casa con una explosión, es por eso que cumplimos con los protocolos de seguridad y uso, y no maltratamos los balones , ni los damos vuelta, ni los calentamos para sacarle todo el contenido.
Una de las conclusiones más importantes en nuestros cursos, ha señalado que se ha perdido una oportunidad valiosa a partir de febrero de 2010, de crear unidades y enseñanzas, de forma sistemática y permanente en los planes y programas para los niños chilenos. Unidades que deberían acompañarnos desde kínder, pasando por la enseñanza básica, media y universitaria. Para luego repetirse como enseñanza informal en unidades vecinales y de forma obligatoria con todo empleado en su trabajo. Ese tipo de cultura debe ayudar a entender cuáles son los riesgos y como se enfrentan, donde su principal instrumento es EL PLAN DE EMERGENCIAS.
Este país no puede estar constantemente aprendiendo, ni puede estar comenzando de cero, ni esperando que alguien se muera para hacer algo. No puede vivir haciendo acciones puntuales y aisladas. Se deben crear acciones sistemáticas y permanentes, que nos acompañen como forma de vida. Esa es la única solución, el resto es una lotería...
Es evidente que aquello que forma cultura supone un trabajo de largo plazo, y no es un trabajo accidental y eventual. Chile es un país de emergencias, eso mirado desde el punto de vista macro. Pero todos tenemos una potencial emergencia en el interior de nuestras casas con el gas, con la electricidad, si dejamos abierta la puerta, si dejamos abierta la llave del agua, si vamos con la radio eléctrica al baño, si caminamos descuidadamente con el calentador de agua, para lo que necesitamos un Plan...las emergencias son presente y futuro con las que tenemos que vivir y convivir de forma controlada y segura...
Luis Ángel Carrasco Garrido Profesor, Ingeniero en Prevención de Riesgos y Medioambiente, Magíster en Educación, Doctor© en Sociología del Riesgo, Director de la Escuela de Prevención de Riesgos y Medioambiente de la UTEM.
Hace algunos años un colega que visitaba Israel, a propósito de un curso me señalaba que todas las casas tenían máscaras de gas, todos las sabían usar, todos tenían un plan de emergencia, todos tenían resguardo de alimentos y agua. Otro amigo me señalaba que su padre era sobreviviente de la segunda guerra mundial, todo lo guardado en la bodega estaba en orden, y se chequeaba. Por lo tanto, cada vez que sobraba un clavo, ese clavo después se ubicaba y estaba disponible, así mismo, con la pintura que sobraba y se quedaba en un tarro, su padre la chequeaba y la mantenía en condiciones, nunca se secaba, por lo tanto, cuando se necesitaba pintura, no había que ir a comprar, porque se conservaba la sobrante del último arreglo.