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Apuntes del Profesor Luis Carrasco-Garrido

A propòsito de los incendios forestales en este verano 2017, es muy probable que el incendio destructivo de 2016 en Canadá sea muy similar al que hoy se desarrolla en Chile, sin embargo, ellos han tenido mucha calma para establecer un diagnóstico y establecer políticas de respuesta de largo plazo; ellos creen que podrán tener una respuesta certera de lo sucedido en diez o más años. La tendencia chilena es precisamente caer en buscar respuestas rápidas e inmediatas, buscar culpables individuales, hacer una cacería de brujas y no buscar soluciones estructurales y de fondo. Para mayor ejemplo, la inmediatez y superficialidad que siempre nos acompaña en lo que sucede en educación, transportes, la corrupción, la colusión y las emergencias, no son la excepción.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El ataque por redes sociales también se produjo en Canadá, y la gente en general busca responsables inmediatos,  en este caso incluso atacaron a los propios bomberos que apagaban el fuego. Sin embargo, ni la tecnología, ni la infraestructura, ni la ayuda internacional, ni la gran cantidad de aviones, ni brigadistas, ni su preparación, ni el alto grado de información, ni el planteamiento avanzado en incendios forestales, les permitió a los canadienses hacerle frente al gran incendio destructor.

Cuando uno lee los testimonios del Dr. Mike Flannegan Físico, Meteorólogo dedicado a los incendios forestales, que defiende a los especialistas Chilenos por su seriedad e investigaciones, plantea que el tema de los incendios, está situado en las altas temperaturas, la baja humedad y la velocidad del viento, el famoso 30,30,30.

Los aviones por grandes que sean, por si solos no apagaràn el fuego, se requiere de la participación de brigadistas en complemento, con una estrategia más bien integral. Ahora, esto dará resultado en la medida que baje la temperatura y la velocidad del viento como condición ineludible.

Es muy importante cambiar el eje de las decisiones “cortoplazistas”, hay que poner  gran fuerza en la prevención de los incendios y en el cambio de cultura, por cuanto el 99% de ellos son provocados por el hombre de forma casual o intencional, también debemos poner énfasis en los trabajos que deben realizar las Universidades en la  reducción del riesgo. En la creación de reservorios de investigaciones y artículos en español, pero a disposición de nuestros pares para la toma de decisiones relevantes y pertinentes del país. Investigaciones en inglès guardadas en Universidades prestigiosas de Europa o USA, no les sirven de mucho a los latinos que sufren los embates de la naturaleza. La cantidad de seminarios y acciones académicas que nadie ve o toma en cuenta, se pierden frente a comentarios livianos y misceláneos que sobran en los medios masivos.

Chile es un país de emergencias, requiere una institucionalidad maciza, en un rango ministerial, que trabaje con las universidades en investigaciones técnicas en vinculación con el medio.

La decisión de tener 6 helicópteros de mil litros cada uno, en vez de tener un avión de seis mil litros, es una discusión técnica que tendrá adeptos por lado y lado, el tema importante y relevante, es que deben estar disponibles las naves,  en condiciones óptimas de uso, respondiendo a una estrategia, bajo un plan que permita interactuar con otras instituciones, si se sale de los límites normales de operación.

Toda institución de emergencia tiene una capacidad operativa y podría llevarse al límite de sus capacidades, no obstante, esa institución al límite de sus capacidades solo puede responder a un tiempo determinado. Eso va ser en Chile, en Canadá y en China, por lo tanto, la fuerza que debe haber en la prevención, en el auto-cuidado pone gran énfasis en evitar que las emergencias sucedan, porque una vez producidas las emergencias, se puede volver a repetir lo que está sucediendo en Chile y en Canadá, "uno con 6 helicópteros y el otro con un super-tanker", porque el tema relevante no está en la respuesta, sino en la prevención y en la planificación.

Tener casas desperdigadas en el bosque, haber elegido especies arbóreas poco adecuadas para el tema de incendios forestales, no tener ninguna fuerza en el ordenamiento territorial, en la forma de construir, el tener elementos claves en privados como el agua, o grandes predios particulares  sin ninguna tutela reguladora, no tener una cultura de respeto al ambiente y a su sustentabilidad, dejan muchas variables en manos de la libre competencia, el mercado, los negocios o el azar. Todos elementos que combinados confabulan y se mezclan en lo que después no es capaz de detener ni un super-tanker o una nueva Conaf o una nueva Onemi.

Les dejo para lectura lo que salió en The Guardian el 15 de mayo de 2016 a propósito del incendio de Canadá en Alberta y que si cambiáramos los nombres, pensaríamos que es lo que sucede hoy en Chile, el 31 de enero de 2017

Ing. Luis Ángel Carrasco Garrido Director de Escuela UTEM Especialista en Emergencias

"Un monstruo de muchas cabezas. Un animal de fuego. Una bestia. A medida que fue bramando fuera de control en el norte de Alberta e irrumpió en la localidad de Fort McMurray con una ferocidad sin precedentes, el fuego descontrolado empezó a acumular una lista de nombres pintorescos.

En muy pocos días, el fuego había aumentado de tamaño. De unas 1.200 hectáreas pasó a arrasar a más de 220.000. Dibujó una estela de destrucción en Fort McMurray, una ciudad en el corazón de las arenas de alquitrán en Alberta, forzando la evacuación de más de 88.000 personas, arrasando algunas partes de la ciudad y dejando un reguero de restos carbonizados a su paso.

Algunos de los que han hecho frente a este incendio forestal nunca habían visto nada parecido. "Es un fuego sin precedentes con respecto a la velocidad que se ha propagado, por la forma en que ha afectado a la población", explicaba el jefe regional de bomberos Darby Allen a principios de esta semana, después de que unas temperaturas más bajas y una mayor humedad permitieran a los equipos controlar el fuego.

"La forma en que se produjo, la manera en la que se extendió y cómo se comportó reescriben las fórmulas del comportamiento de los fuegos", explica. Pero, ¿qué hizo a este fuego diferente de los cientos de incendios que se producen cada año en la región, o de otros incendios descontrolados alrededor del mundo? "Hemos tenido incendio de más velocidad, más grandes, pero este, en términos de impacto y del lugar en el que se produjo, es completamente histórico", recuerda Chad Morrison, director de prevención de incendios de Alberta.

Un incendio forestal inaudito

Un incendio en el norte de Alberta en 2011 afectó a más de 700.000 hectáreas. Otro en 1951 quemó alrededor de 1,4 millones de hectáreas, convirtiéndose en el mayor incendio jamás registrado en Norteamérica. Pero estos incendios quemaron zonas apartadas de la región, cuenta Morrison. "No creo que hayamos visto nunca una comunidad de este tamaño afectada por el riesgo de un incendio de esta envergadura y ferocidad".

El fuego al que se enfrentaron los equipos contraincendios –más acostumbrados a batallar contra casas o apartamentos incendiados– era un incendio forestal capaz de barrer barrios enteros. Los bomberos lograron mantener a salvo alrededor del 85% de la ciudad, pero no pudieron hacer nada por unas 2.400 casas y edificios que terminaron en llamas.

La causa de este fuego tan agresivo, que se inició en una zona boscosa apartada, todavía está siendo investigada.

Los vientos cambiantes del principio de la semana vieron cómo el fuego rápidamente paso de estar en gran medida controlado a convertirse en llamaradas enfurecidas que traspasaron los límites de Fort MacMurray. Hubo un momento en el que el fuego consiguió saltar un río de un kilómetro de ancho.

Nada hubiera podido prevenirlo

"Ninguna cantidad de buques o recursos, ningún cortafuego de cualquier tamaño podría haber prevenido que el fuego golpease a la comunidad ese día", reconoce Morrison. "A veces la madre naturaleza hace lo que quiere hacer y ocurren cosas malas".

El "horrible y sucio" fuego –en palabras del jefe local de bomberos– sorprendió a los científicos por la forma en que se desató, dice Mike Flannigan que estudia los incendios forestales en la Universidad Edmonton de Alberta.

Alimentado por la yesca, por unas inusuales altas temperaturas y por niveles bajos de humedad, el fuego liberó cantidades masivas de energía según avanzaba, creando su propio clima y relámpagos. Los incendios que producen relámpagos no son desconocidos, recuerda Flannigan. "Pero este generó relámpagos que después provocaban nuevos incendios. Es la primera vez que escucho algo así".

A medida que el fuego se fue haciendo noticia en todo el mundo, muchos se apresuraron a vincular su comportamiento extremo con el cambio climático. Pero Kerry Anderson, un experto en investigación de incendios en el departamento de Recursos Naturales de Canadá, dijo que serán necesarios registros a largo plazo para poder decir con seguridad que esos vínculos existen. "Sabemos que se producen incendios forestales desde hace 100 años, pero no es hasta hace 15 o 20 años que tenemos registros bastante fiables de las áreas que los incendios queman cada año".

Anderson se refirió a la corriente de El Niño para explicar el fuego extremo. El invierno suave en Canadá hizo que la temporada de incendios comenzase cuatro semanas antes de lo habitual y ayudó a generar las condiciones para que se crease yesca seca. "El fuego es una parte natural del medio ambiente en Canadá... si no fuera por los fuegos, los bosques maduros de repente serían susceptibles de quemarse o enfermar".

Otros dicen que el cambio climático podría ser el causante de este tipo de episodios de fuego extremo y que esto podría ser la nueva normalidad. "Tenemos una temperatura que se está convirtiendo en una fiebre y la estamos ignorando", asegura Tim Lynham, experto del comportamiento de los incendios en el departamento de Recursos Naturales en Canadá.

El calentamiento global ha causado que la nieve se derrita antes, dejando el suelo y la vegetación más secos haciendo que la temporada de incendios empiece antes. El resultado es un periodo más largo de incendios al año, augura Lynham. "Y esto supondrá más riesgos para las comunidades".

Sigue sin control el incendio que ha obligado a evacuar una ciudad canadiense

Más de 500 bomberos continúan luchando contra el fuego en el norte de Alberta. Su expansión se ha frenado en los últimos días y su extensión ha alcanzado ya unas 241.000 hectáreas. Los vientos ha ayudado a desplazarlo lejos de las poblaciones.

 A lo largo de Alberta, donde más de 15 fuegos incontrolados siguen activos, los bomberos siguen trabajando contra los fuertes focos del fuego que han denominado La Bestia, todos ellos conscientes de su fuerza latente y de su poder para causar estragos. "Es algo así como un gigante dormido en el interior del bosque", compara Morrison. "Y algún día cuando haga calor y haya sequía, se despertará, se dará un pequeño paseo por el bosque y quemará un poco más".

Traducido por Cristina Armunia Berges diario.es

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