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Apuntes del Profesor Luis Carrasco-Garrido

terremoto-sm.jpg        Seguridad en edificios: las lecciones pos-terremoto

Soledad. Ese fue el sentimiento que embargó al nochero René González en el terremoto. Y en las horas que lo siguieron. "No podía comunicarme con el administrador del edificio, porque los teléfonos no funcionaban. Tampoco con mi familia. Estaba solo ante una jauría de 50 personas. Todos me hablaban, todos trataban de decirme qué debía hacer. Yo sabía cuál era el procedimiento, qué cosas tenía que revisar, pero era difícil trabajar así". Como él, miles de empleados de edificios debieron enfrentarse a una situación límite. Muchos lo hacían por primera vez. "Si alguien tenía alguna duda sobre la importancia de los empleados de edificios, ésta se disipó con el terremoto. Ellos son los que en la práctica se quedan a cargo del buque, por lo que deben estar capacitados", cuenta Juan Carlos Latorre Nagel, presidente del Colegio de Gestión y Administración Inmobiliaria. Cuota de fortuna Eso sí, la suerte acompañó esta vez a los conserjes. Según cuenta el administrador de edificios y bombero Sergio Román Purcell, "si bien el terremoto ocurrió un día sábado en la madrugada -por lo que en general en los condominios estaba sólo el conserje de reemplazo y no el titular- es importante considerar que, por la hora, la gente estaba durmiendo en sus departamentos y los ascensores estaban detenidos. Esto simplificó el problema, pues en general no hubo gente atrapada en los ascensores y al cortarse la luz también la gente bajó con cautela". Afirma Sergio Román que entre los aciertos del personal se destacan principalmente el que trataron de calmar a los residentes y apoyarse en ellos para poder cortar los medidores de los suministros (agua, luz y gas) y así evitar mayores daños hasta no saber qué problemas había en el edificio. Por su parte Santiago Escárez, experto en prevención de riesgos, afirma que "en los días posteriores los conserjes mantuvieron una especial preocupación por los habitantes de sus edificios. Incluso se puede decir que muchos hicieron más de lo que se esperaba de ellos. Creo que mucho de ese trabajo no ha sido valorado". Dice Escárez que donde se produjeron problemas, estos pueden ser atribuidos a la falta de capacitación para enfrentar situaciones de emergencia, "en donde, por cierto, son otras las condiciones personales que deben desarrollarse". ¿Qué condiciones? "Las psicológicas", afirma María Isabel Zúñiga, presidenta del Registro Nacional de Administradores. "Es que enfrentarse y calmar a decenas de personas, es un tema muy complejo. Creo que junto a la formación técnica, debiéramos capacitar más en resolución de conflictos y manejo de crisis. Es un desafío pendiente". Juan Carlos Latorre señala que debe lograrse un paulatino "empoderamiento" del personal de edificios. "Pero éste no nace de la noche a la mañana, sino que se basa en los conocimientos y habilidades que demuestren día a día. En ese sentido, hay que tener claro que gastar en capacitación es una inversión y no un gasto, pues en un edificio hay cientos de millones de pesos en juego. Sé que a veces los recursos son escasos, pero es necesario invertir". Lo que sucede, señala Escárez, es que muchas veces las fallas de los trabajadores pueden atribuirse a la falta de recursos, como por ejemplo la implantación del mismo plan de emergencia; la preparación a través de la ejecución de simulacros, y la dotación a la administración de elementos que sean necesarios para enfrentar una emergencia como, por ejemplo, equipos de comunicación, elementos de protección personal, botiquín de primeros auxilios, capacitación para corte de suministros básicos al edificio y otros", dice Santiago Escárez. Tarea común En ese sentido, afirma Escárez que falta por avanzar en materia de capacitación. "En general, no existe una preocupación por la capacitación de los trabajadores, pues en algunos casos solamente se implementa el plan de emergencia y no se continúa más adelante. Dicho plan por sí solo no va a solucionar ninguna emergencia, pues se debe mantener su vigencia en el tiempo y realizar periódicamente simulacros. No basta con hacerlo sólo una vez". Además, hay que tomarlos en serio. María Isabel Zúñiga dice que la participación en estos ejercicios es muy baja. "Y muchos creen que es chacota". Y por último, Santiago Escárez aconseja que la preparación de los conserjes y empleados vaya mucho más allá de un terremoto o incendio. "Son decenas las situaciones de emergencia que pueden enfrentar los habitantes de un edificio: caídas, accidentes en el ascensor, robos, ataques sexuales, quemaduras, desmayos, electrocución, ataques de animales, fugas de gas y de agua, vientos fuertes, lluvias intensas, gripe AH1N1 o un paro cardiorrespiratorio. Una persona puede perder la vida ante una situación de emergencia, distinta a los terremotos, maremotos e incendios, y si no se está preparado para enfrentarla". La Ley sobre Copropiedad Inmobiliaria señala que todo condominio debe contar con un plan de emergencia ante siniestros, incendios, terremotos y semejantes. Su confección es de responsabilidad del Comité de Administración y debe ser sometido a aprobación en una asamblea extraordinaria citada especialmente, dentro de los tres meses de constituido el comité Felipe Álamos / El Mercurio

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